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    La adicción al juego es un trastorno adictivo muy grave.

    La adicción al juego tras el confinamiento

    La adicción al juego, también conocida como juego patológico, es un trastorno conductual basado en el control de los impulsos. Cuando una persona lo sufre se ve obligada, por una urgencia incontrolable, a jugar a juegos de azar de forma compulsiva. De este modo, los afectados pierden el control sobre si mismos a la hora de jugar o apostar. En consecuencia, esta actividad acaba teniendo graves efectos sobre su vida personal, familiar y profesional. Con la pandemia del Covid19 y el confinamiento domiciliario, los adictos se han pasado al entorno online. Y, por otra parte, el número de jugadores con problemas con el juego se ha incrementado debido a que muchos que jugaban ocasionalmente, han acabado abusando de los populares casinos online.

    La diversidad de formas de acceso al juego que ha surgido en los últimos años junto con la cuarentena domiciliaria del 2020, han propiciado un aumento de la actividad en el sector del juego y las apuestas online. Hecho que ha generado una gran problemática sobre cómo gestionar o limitar la implicación de los colectivos vulnerables en estas actividades de alto grado de riesgo para la salud emocional. Para los nuevos públicos digitales de estas formas de entretenimiento, la adicción al juego online y la adicción a las webs de apuestas deportivas ha pasado, en muchos casos, de ser un mero hecho anecdótico a una realidad cotidiana.

    Las señales más comunes que advierten el padecimiento de juego patológico son:

    • Manipulación
    • Conducta huidiza
    • Gasto de grandes cantidades de dinero
    • Frecuentar lugares de juego
    • Desapariciones
    • Cambios de humor repentinos
    • Intentar acceder a líneas de crédito/microcrédito

    Las tres fases de la adicción al juego

    Si se analiza detalladamente los datos de los usuarios que participan en juegos de apuestas, se puede descubrir que la ludopatía se inicia frecuentemente en la adolescencia en los hombres, y entre los 20 y los 40 años en las mujeres. Los expertos en la materia también han identificado las fases de la dependencia por las que pasan todas las personas con adicción al juego:

    • Etapa Dorada: El jugador es más consciente de lo que gana que de lo que gasta.
    • Etapa de desesperación: El jugador ha perdido todo su dinero.
    • Aceptación: El jugador toma conciencia de su problema.

    Cómo tratar la adicción al juego

    Jugar de forma ocasional sin tomar las medidas necesarias puede generar una dependencia psicológica que tarde o temprano evolucione en un trastorno adictivo. Una enfermedad muy difícil de eliminar que probablemente requiera un tratamiento de rehabilitación. En términos profesionales, debido a la alteración que el placer generado por esta actividad produce en el circuito de recompensa del cerebro, el modo de actuar de esta adicción se acaba pareciendo en gran medida al de las drogas psicoativas.

    No obstante, a diferencia del consumo de estupefacientes, para la adicción al juego no es necesario realizar una desintoxicación médica. Este hecho no significa, sin embargo, que desde  el inicio del proceso de rehabilitación no se utilicen fármacos para frenar el ansia por apostar. Una vez el paciente está estable, empieza el proceso terapéutico para deshabituarle mediante terapias conductuales. El objetivo de éstas es el de dotar al enfermo de técnicas y herramientas para controlar sus impulsos y recuperar así el control sobre su vida.

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      Incidencia de la ludopatía según el perfil del jugador

      Cuando se habla de ludopatía, es posible establecer diferentes perfiles de jugadores para identificar si disponen de más o menos probabilidades de desarrollar un trastorno por adicción al juego. Cada uno de ellos va asociado a un nivel de riesgo específico y a una conducta concreta con respecto a los juegos de azar y de apuestas. Los perfiles más frecuentes son:

      Jugador compulsivo

      Se trata del perfil más evidente de padecimiento de ludopatía o está próximo a sufrirla. Este tipo de jugadores patológicos dejan de lado toda su vida y se obsesionan con el juego y el ansia de ganar dinero. La mayoría de ellos niega habitualmente que tiene problemas con el juego y que éste les controla. Las emociones dominan su estado psicológico y cada vez aumenta más sus ganas de participar en este tipo de ocio y de seguir apostando. Indiferentemente de si van ganando o perdiendo.

      Aunque muchas veces se deciden a poner un límite al dinero que quieren apostar, casi nunca lo cumplen y acaban sobrepasándolo. Con el tiempo, sufren de problemas económicos por perder grandes cantidades de dinero. Lo que les lleva a tensiones familiares y problemas en el trabajo. Sin embargo, este tipo de adictos no dejan de jugar a juegos de azar por ello. Está atrapado en una mentira con tintes supersticiosos donde cree que todas las pérdidas que ha tenido aumentan las posibilidades de ganar en el siguiente juego.

      Jugador profesional

      Lo que caracteriza a este tipo de jugador es que el juego es su forma de vida. Gracias a practicar de forma periódica, ha conseguido desarrollar técnicas efectivas para obtener ganancias en los juegos de azar. Su capacidad de tolerancia a la frustración, paciencia, inteligencia y autocontrol es mayor que en el resto de jugadores. Aunque apuesta a menudo, no tiene los elementos propios que caracterizan a una persona con ludopatía. Este tipo de jugador actúa de forma muy calculada para estar siempre seguro de que no destruye sus oportunidades de generar ganancias.

      Jugador conservativo

      Lo que motiva a este tipo de jugador no es ganar dinero, sino experimentar la sensación de placer que aporta el juego en sí. La curiosidad o la emoción de sentir que puede ganar algo es lo que le hace participar. A pesar de que existe un grado de riesgo de que su conducta se convierta en un problema, es poco frecuente que una persona de este tipo sufra de adicción al juego.

      Jugador social casual

      Este tipo de jugador le dedica tiempo a los juegos de azar de forma muy ocasional. Si participa es porque quiere entretenerse disfrutando de la actividad o junto con sus amistades. Su objetivo es pasar el rato, reducir el estrés o empatizar con los demás. Aunque pierda las apuestas, este hecho no afecta a su autoestima ni a su estado de ánimo. Valora mucho más otros aspectos de la vida.

      Jugador social serio

      El jugador social serio participa con el fin de afrontar los problemas de su día a día y el estrés que éstos le generan. Este tipo de jugador invierte una suma de dinero significativa y dedica gran parte de su tiempo a los juegos de azar. En consecuencia, es probable que acabe teniendo problemas familiares, sociales y laborales por ello. Aunque este perfil de jugador no se considera patológico de por sí, tiene un alto grado de riesgo de convertirse en ludópata.

      Jugador antisocial

      Se le denomina de este modo porque su característica más distintiva es la ilegalidad del mundo en el que se adentra. Apuestas apañadas, dados trucados, peleas de gallos u otras actividades que son delito son los ambientes donde se mueve el jugador antisocial. Su principal motivación es ganar mucho dinero, sea de la forma que sea. Frecuentemente, este hecho implica mentir, engañar o incluso robar y hacer daño a otras personas. Aunque su relación con el juego no tiene por qué ser algo patológico, puede manifestar rasgos de personalidad que necesiten ser tratados en una terapia psicológica.

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